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sábado, 12 de julio de 2014

12 de julio de 1936: Asesinato del teniente JOSÉ CASTILLO.

El13 de julio de 1936, el diario “El Sol” daba la noticia del asesinato del teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo Sáenz de Heredia.


“A las diez y cinco, en la calle de Augusto Figueroa, donde vivía el teniente de asalto don José Castillo, perteneciente al segundo grupo, que tiene su alojamiento en el cuartel de Pontejos, esperaba un grupo, al parecer de cuatro individuos. A esa hora el Sr. Castillo salió de su domicilio para tomar el servicio, que empezaba a prestar a las diez. Un testigo ha declarado que pudo escuchar cómo uno de los cuatro individuos dijo: «Ése, ése es», señalando al teniente Castillo. Al acabar de oír esto, cayó al suelo, a efectos de un fuerte empujón, y simultáneamente sonaron varios disparos. Se repuso rápidamente este testigo a tiempo de recibir al Sr. Castillo al desplomarse. Ayudado por otro vecino de la misma calle, trasladó al señor Castillo a un automóvil y se dirigieron al Equipo Quirúrgico. El teniente falleció en el camino. 
El cuerpo del teniente Castillo presentaba una herida de arma de fuego con orificio de entrada por la cara posterior del brazo izquierdo. Y otra, también de arma de fuego, con entrada por el quinto espacio intercostal y sin orificio de salida, mortal de necesidad. 
Durante la tarde, la aglomeración de gente, compuesta en su mayoría por clase obrera, que acudía a la Dirección de Seguridad para desfilar ante el cadáver del teniente Castillo, era enorme. Estacionada frente al edificio de la Dirección, había a las seis de la tarde, unas cuatro mil personas.”

Teniente José Castillo (1901-1936)

 El asesinato del teniente Castillo, partidario de la República y simpatizante socialista, la noche del 12 de julio de 1936, convulsiona España y lleva a sus compañeros de la Guardia de Asalto a pedir venganza
José del Castillo Sáenz de Tejada nace en Alcalá la Real (Jaén) el 29 de junio de 1901. A los 18 años ingresa en la Academia militar de Toledo y una vez licenciado es destinado a Marruecos. En 1925 consigue ser ascendido a teniente y su nuevo destino se fija en el regimiento de Infantería de Alcalá de Henares. Con la proclamación de la República comienza a participar en la vida política, y sus simpatías se dirigen hacia la corriente socialista. 
Cuando tiene lugar la Revolución de Octubre de 1934, el teniente se encuentra al mando de una sección de morteros destinada en Cuatro Caminos, cuya misión es sofocar una manifestación de apoyo a los revolucionarios asturianos. Las órdenes de sus superiores son claras: disolver la concentración. A pesar de ello y de la gravedad de la situación, el teniente no interviene y, tal como detalla el historiador Marino Aguilera Peñalver, Castillo proclama en voz alta: "Yo no tiro sobre el pueblo". Su desacato es juzgado en consejo de guerra y Castillo es condenado a un año de cárcel. Pero el teniente cada vez se identifica más con la República y quiere jugar un papel más efectivo en su defensa. Por ello, al salir de prisión ingresa inmediatamente en la Guardia de Asalto, y de nuevo es destinado a Madrid.
 El 16 de abril de 1936 se ve obligado a intervenir durante el entierro de un guardia civil fallecido dos días antes durante la celebración del 5º aniversario de la República. El entierro se transforma en una manifestación antigubernamental de la derecha y en el altercado el teniente mata a Andrés Sáenz de Heredia, primo de José Antonio Primo de Rivera, y dispara contra un estudiante de Medicina, que queda gravemente herido. Según la reconstrucción de los hechos hecha por lan Gibson, Castillo había perdido los nervios. A partir de ese día el teniente se convierte en uno de los principales objetivos de Falange.
Pese a los esfuerzos de la Guardia de Asalto por apartar al teniente del punto de mira de los falangistas, Castillo sufre dos intentos de asesinato, de los que sale ileso pero que obligan a las milicias socialistas que él entrena a escoltarle permanentemente.
 La premonición se cruza en su camino el 12 de julio de 1936. José Castillo recibe una advertencia de boca de una compañera y militante socialista, Leonor Menéndez, durante la celebración de una corrida de toros en la plaza de Las Ventas. Menéndez le pide que tenga cuidado. Castillo, incomodado, replica: "No conseguirán que me esconda". 
Esa noche, cuando se dirige hacia el cuartel de Pontejos, donde presta servicio, es abatido por cuatro encapuchados. Su cadáver es trasladado a la Dirección General de Seguridad. En el cuartel se comienzan a concentrar paisanos y guardias. La palabra que más se escucha es "venganza".                                                                                                                                               
    

viernes, 11 de julio de 2014

Las semejanzas y diferencias entre Marx y Keynes


Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 9 de julio de 2014


Este artículo señala las diferencias entre Marx y Keynes, que se confunden en el libro de Piketty sobre el capitalismo del siglo XXI. El artículo detalla las consecuencias de cada uno de estos pensamientos y su entendimiento de las causas de la crisis del capitalismo. El artículo señala también la importancia de este debate para entender la crisis actual.
Existe bastante confusión, resultado de una sorprendente falta de conocimiento histórico en la enseñanza española, de las diferencias existentes entre las escuelas económicas basadas en la interpretación del capitalismo de Karl Marx y las que se originan con John Maynard Keynes. Cuando, por ejemplo, se habla de que la crisis actual se debe a la falta de demanda, inmediatamente se atribuye esta observación a una visión keynesiana de la economía, cuando en realidad fue Karl Marx el que habló de la crisis del capitalismo como resultado de la descendente demanda, consecuencia de la bajada de los salarios de la mayoría de la población, perteneciente a la clase trabajadora. Fue Karl Marx el que claramente vio lo que ahora ha descrito y documentado Thomas Piketty en su libro sobre la evolución del capital en el siglo XXI, Capital in the Twenty-First Century. En El Capital, Karl Marx indicaba que la lógica del sistema capitalista lleva a una concentración del capital a costa de una “inmiseración” de la clase trabajadora, lo cual, añadía Karl Marx, creaba un enorme problema de demanda. Esta postura queda resumida en su frase de que “La causa final de toda crisis es siempre la pobreza y el limitado consumo de las masas”. Uno de los economistas que mejor predijo la crisis actual, Nouriel Roubini, así lo indicó en su entrevista en el Wall Street Journal: “Karl Marx llevaba razón. El capitalismo puede destruirse a sí mismo, pues no puedes tener una constante absorción de las rentas del trabajo por parte de las del capital, sin crear un exceso de capacidad y una falta de demanda. Y esto es lo que está ocurriendo… el salario del trabajador es el motor del consumo”. No es pues, John Maynard Keynes, sino Karl Marx, el que indicó que el empobrecimiento de la población supone un grave problema para el capitalismo: la escasa demanda. John Maynard Keynes habló también, más tarde, de la escasez de la demanda, pero poco de la concentración del capital. Y todavía menos de la relación entre esta concentración y el empobrecimiento de la población trabajadora. Esta era una de las grandes diferencias entre Karl Marx y John Maynard Keynes.
Otra gran diferencia entre Karl Marx y John Maynard Keynes, además del entendimiento de la crisis bajo el capitalismo (siendo el análisis de Karl Marx más completo que el de John Maynard Keynes), es en la solución a la crisis. Karl Marx creía que la solución a la crisis era una solución sistémica, que requería el cambio de la propiedad del capital, pasando de ser propiedad del capitalista a ser propiedad de los trabajadores (definidos como un colectivo que crea y produce el capital). Este cambio de propiedad era descrito esquemáticamente en el Manifiesto Comunista (el libro más vendido en la historia de la humanidad), que establecía una serie de principios, excesivamente simplificados, aunque presentados con una narrativa movilizadora. Pero (y es un enorme “pero”), Karl Marx no detalló cómo realizar dicha transición en el sistema de propiedad. Ni tampoco mostró qué políticas debían realizarse para trascender el capitalismo.
John Maynard Keynes, por el contrario, nunca se planteó la sustitución del capitalismo por otro sistema. Creía que el problema de la demanda podía resolverse con el intervencionismo del Estado, con un aumento, por ejemplo, del gasto y la financiación públicos, es decir –tal como indicó- “el gobierno y los bancos centrales pueden resolver el problema de la escasa demanda, bien directamente, con un aumento del gasto público, bien indirectamente, a través de la financiación de inversiones en programas de infraestructura”. Y la experiencia ha mostrado que el problema de la demanda podría resolverse, como se vio en la manera como se salió de la Gran Depresión (y también en la manera como no se está saliendo de la Gran Recesión actual, con sus absurdas políticas de austeridad). Ahora bien, aun cuando Karl Marx subestimó la capacidad de resistencia del capitalismo, el hecho es que todos los casos de salidas de las crisis han requerido una redistribución del capital hacia el mundo del trabajo, revirtiendo la redistribución (que Karl Marx llamó, con razón, “explotación”) del mundo del trabajo por parte del capital, que creó esas crisis (ver mi artículo “La explotación social como principal causa del crecimiento de las desigualdades”. Público. 01.05.14).
La mejor y más eficaz forma de estímulo de la demanda es precisamente el enriquecimiento (en lugar del empobrecimiento) de las masas (como diría Karl Marx) a costa de los intereses del capital, excesivamente concentrado hoy en día. Y el que mejor ha analizado este hecho ha sido Michal Kalecki, un economista polaco que claramente se merecía el Premio Nobel de Economía pero que ni siquiera fue considerado para ello por vérsele demasiado “rojo”. Pero hoy, y tal como ha reconocido Paul Krugman (el keynesiano más conocido hoy en el mundo) fue Michal Kalecki y no John Maynard Keynes el que mejor explicó las crisis del capitalismo, detrás de las cuales el conflicto Capital-Trabajo juega un papel fundamental (ver mi artículo “Capital-Trabajo: el origen de la crisis actual”, Le Monde Diplomatique, julio 2013).
Estas diferencias son claves para entender lo que está ocurriendo en el capitalismo y por qué. Karl Marx explicó claramente los orígenes de la crisis, causada por el enorme declive de las rentas del trabajo a causa del enorme crecimiento de las rentas del capital y su concentración. Subestimó, en cambio, la capacidad de respuesta, como bien ilustró John Maynard Keynes. Este, sin embargo, no fue consciente del contexto político, desarrollado por Michal Kalecki, el mayor y mejor analista del capitalismo.