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lunes, 25 de febrero de 2013

LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1873-1874)


Hace escasos días se cumplió el 140 aniversario de la proclamación de la Primera República Española (1873-74). En la convulsión política y económica que actualmente vivimos, este acontecimiento de primera plana ha pasado muy desapercibido, aún siendo uno de los acontecimientos claves, por su desarrollo y evolución, de la historia reciente de nuestro país.
La Primera República (Memoria de España)

La Primera República Española se desarrolla dentro del periodo conocido como Sexenio Revolucionario (1868-73). Fue proclamada tras la abdicación de Amadeo de Saboya y su duración fue de poco más de diez meses. Fue un breve pero convulso periodo temporal en el que se sucedieron: cuatro presidentes, numerosas sublevaciones, huelgas obreras, una guerra en Cuba, el problema cantonal en Cartagena, la elaboración de una Constitución Federal, no nata, así como diferentes concepciones sobre como se debería desarrollar este proceso político novedoso en la historia de España.

El 11 de febrero de 1873 era proclamada la Primera República por el Congreso de los Diputados y el Senado reunidos en Asamblea General, por un total de doscientos cincuenta y ocho votos a favor frente a treinta y dos en contra, eligiéndose a Estanislao Figueras como presidente del Gobierno de la coalición radical-republicana, con minoría federalista. Pero el pacto coyuntural enseguida comenzó a resquebrajarse. Figueras, uno de los líderes más moderados del republicanismo, es nombrado ”jefe del poder ejecutivo” y forma un gobierno con ministros republicanos y del partido radical. En estos momentos, los republicanos controlan el gobierno y los radicales controlan las cortes y enseguida surgirá el enfrentamiento interno. La nueva república apenas tiene apoyos sociales:
-          La burguesía intelectual sólo quiere una mayor democratización, sin cambios radicales.
-          Los campesinos y obreros piden reparto de tierras, reducción de la jornada laboral o eliminación del sistema de quintas, un auténtico programa revolucionario desde el punto de vista social.
-          A nivel internacional, únicamente  EEUU había reconocido al nuevo régimen.
-          En el interior, la mayor parte de los partidos se oponían al nuevo régimen: carlistas, alfonsinos, el partido constitucional se pasa a la abstención y el partido radical, a los pocos meses también abandona el sistema.
De este modo, la República estaba condenada al fracaso prácticamente desde su aparición. En este contexto se producen numeroso levantamientos campesinos en Andalucía, que fueron reprimidos por el gobierno, así como los primeros focos federalistas, partidarios de organizar un estado federal desde abajo.

En un primer momento, y ante la agitación de los federalistas en algunas ciudades que proclamaron las Juntas como centros de poder en lugar de los Ayuntamientos, ante el temor de que fuese imposible restablecer el orden. Pi y Margall consiguió que las Juntas revolucionarias que surgieron por todo el país se disolvieran y que se respetasen los Ayuntamientos y Diputaciones existentes, al tiempo que él y Figueras evitaban la proclamación del Estado catalán. Dos ocasiones intentó el partido radical un golpe de estado: el primero encabezado por Martos, presidente del congreso y líder del partido radical, que Fracasa, saliendo del gobierno los ministros del partido radical; en marzo se disuelven las cortes y se convocan elecciones. Entonces  el partido radical intenta un nuevo golpe de estado que es descubierto y detenido.

En mayo se organizan las  elecciones a cortes constituyentes y el  partido republicano federal obtiene mayoría, pero con más de un  60% de abstención. Las nuevas cortes proclaman la República Federal. Se empieza a debatir un proyecto de constitución; Figueras dimite y es sustituido por  Pi y Margall  en el poder ejecutivo, un intelectual brillante, de ideas libertarias y seguidor de Proudhon que había dedicado toda su vida a teorizar sobre el Estado republicano federal, concebido como una suma de pactos entre regiones y federalismo organizado desde la base.
En estos meses se redacta la llamada Constitución de 1873, que finalmente no llegó a entrar en vigor. En ella se establecía una  república federal formada por 17 estados, incluidos Puerto Rico y Cuba, y los territorios de ultramar. Cada estado podía tener su propia constitución e incluso dentro de cada estado, cada municipio se convertía en un núcleo con su constitución y con división de poderes entre:
-          El Alcalde (Poder Ejecutivo)
-          El Ayuntamiento (Poder Legislativo)
-          Los Tribunales Locales (Poder Judicial)

A  nivel nacional  se repite la  división de poderes, con un legislativo bicameral, un  Congreso elegido por sufragio universal masculino de mayores de 21 años,  y un Senado formado por cuatro senadores por provincia, cuya misión era vigilar la constitucionalidad de las leyes. El  presidente de la República tenía el “poder de relación” entre los poderes del estado y entre los distintos estados. Aparecía también una relación de los derechos del hombre, ampliándose así el de asociación, la soberanía popular y la declaración del estado laico.

     Pero la República se enfrenta a numerosos problemas:
-              Había estallado la tercera Guerra Carlista (1872-76) y no se conseguía controlar.
-          Se inicia una huelga general proclamada por la A.I.T. en Alcoy, sofocada por el ejército.
-          Se había iniciado una guerra en Cuba. La burguesía comercial española que residía en la isla se oponía a las medidas que anunciaba el Sexenio, e incluso en la isla, al estallar la revolución, junto a la aparición de juntas revolucionarias, se inicia una sublevación por la independencia. La guerra comienza con el llamado Grito de Yara en 1868 y será dirigido por Manuel de Céspedes. La revolución se extiende al contar con el apoyo de los pequeños propietarios y sobre todo de los esclavos negros. La junta revolucionaria solicita una abolición del sistema de esclavitud y participación en el sistema político, pero la respuesta de la península llegaría tarde. Esta es la llamada guerra de los Diez Años (1868-78).
-          El Movimiento Cantonal: que exige establecer desde abajo y hacia arriba el estado federal, sin esperar a que se impusiera desde las Cortes o desde el gobierno. El cantonalismo pretende dividir las diversas zonas de la península en estados soberanos. A principios de julio estalla el movimiento proclamándose el cantón de Cartagena que se extenderá por la zona del levante y Andalucía y se formarán juntas revolucionarias. Se hace irreconciliable la división entre la dirección del Partido Republicano Federal y el grupo de los intransigentes. Esta minoría abandona las Cortes e incita la formación de cantones, en el propio Madrid. En este movimiento participan clases medias y populares urbanas (artesanos o tenderos y obreros). En la mayoría de los sitios el gobierno, debido a la participación del ejército, irá controlando la situación excepto en Cartagena, cantón que se mantiene independiente hasta finales del verano. La principal consecuencia política será la  sustitución de Pi y Margall por Salmerón.

Los inicios del cantonalismo supusieron el final de Pi y Margall, que había tratado de llevar a cabo una política conciliadora. Su sucesor, Nicolás Salmerón, endureció la postura del Gobierno y los cantones remitieron ante la represión de los generales Martínez Campos en Levante y Pavía en Andalucía. El gobierno de Salmerón supuso un giro conservador; sus principales objetivos fueron, sofocar el cantonalismo y frenar el avance carlista, así como reprimir a los internacionalistas por medio del cierre de sus locales y la detención de sus militantes, objetivos que serán cumplidos por la guardia civil. La actuación de este Gobierno suscitó en las Cortes fuertes polémicas, lo que provocó su dimisión en septiembre de 1873.
Su sucesor, Castelar, intentó obtener el apoyo de las clases conservadoras y sobre todo del ejército. Estableció una política autoritaria, recortando libertades individuales, disolviendo a los voluntarios de la república y suspendiendo las garantías constitucionales. El rechazo del Parlamento a la política de Castelar, protagonizado por la izquierda republicana, provocó la derrota de ésta, haciendo viable la implantación de un régimen de federalistas puros, hecho que sería impedido por el golpe de estado del 3 de enero de 1874 del general Pavía, que realiza en nombre del ejército y no como hasta ahora. Este hecho supondrá el fin del primer intento de establecer un republicanismo institucional, y por ende supondrá en final del Sexenio.
De inmediato, tras el golpe de Pavía, se estableció un gobierno provisional, presidido por Serrano a lo largo de 1874, mientras que los monárquicos concluían en Sandhurst, el 1 de diciembre de 1874, la cesión de los derechos dinásticos de Isabel II en su hijo D. Alfonso de Borbón, el futuro Alfonso XII.